Hasta hace bien poco, no concibia el teatro como instrumento social y menos que pudiera tener una finalidad didactica o mensajista. Sí, tal cual, me rodeaba de actores, diectores... que pensaban en el teatro como una expresión, como un lugar de comunicacion de ideales y lucha y yo, en silencio, concibia el teatro como ese lugar que me alejaba de mis problemas diarios y me metía en un mundo de alegría y juego, de diversión. Para mí, el teatro era diversión. Ahora, pasado un tiempo, no puedo dejar de ver el teatro (más allá de su aspecto lúdico) como mi herramienta de denuncia (no sé si denuncia). Como mi herramienta para manifestar mi desacuerdo social, como mi lugar de expresión, donde creo y me hago responsable de lo que hago. No, no busco ser el Ché, busco mostrarme tal y como lo veo. Como lo siento. No sé si es tan importante qué decir como NO callar. A mis 30 años, tengo la obra que mas me identifica. Que habla de lo que yo quiero hablar. Tengo un deber social con mis hermanos. Ya sea España o Argentina. No podemos hacernos los "boludos" con lo que pasa. NO quiero. Será mejor o peor la obra. Te gustará mas o menos. Pero que hacemos, hacemos y eso no nos lo quita nadie. Hoy, no encuentro textos que hablen o me reflejen como lo hace este texto. De forma torpe, con mas ilusión que maña pero con la honestidad de aceptar el lugar que Buenos aires me brinda para hacerme presente. En los cuerpos de mis actores, en la musica, y ,sobre todo, en el silencio de la platea. Hoy, 18 de mayo, les invito a que vengan, y a que apoyen a gente como nosotros que tratamos de hacernos un lugar en su recuerdo y a luchar por lo que queremos, y hoy, mas allá de ideologías y estéticas, queremos compartir una charla de amigos, un encuentro del que todos salimos beneficiados. Gracias gente. Gracias actores. Gracias equipo. Con todos nosotros, ¡Los errores de Noé!
