1 – Lo personal
El año pasado me invitaron a un asado después de un congreso de traductores que se llevó a cabo en un centro cultural de San Isidro. Participaban traductores de todo el mundo, y Rike Bolte, que acababa de traducir un cuento mío al alemán y trabajaba en una de mis novelas quiso que aprovecháramos la oportunidad para conocernos. Me senté a la mesa entre ella y una traductora rumana. Durante la conversación les pregunté cómo eran las capitales de sus respectivos países, a lo cual respondieron que eran sólo ciudades, y no una gran metrópoli como sí lo es Buenos Aires. Estaban admiradas por nuestra oferta cultural de cines, óperas, museos, y la gran cantidad de obras de teatro independiente. La chica rumana era especialista en teatro latinoamericano y había prometido a sus amigos actores un par de textos ya que les parecía ¨ Imposible no encontrarlas en Buenos Aires ¨. Por supuesto, me sentí orgulloso de estos comentarios.
2- El relato
Dicho esto a modo de interminable y arbitraria introducción, lo primero que quiero decir de ¨ Los Errores de Noé ¨ es que es una obra estructurada y justificada en función de su final a la manera de los mejores cuentos o al menos como los grandes maestros dicen que debiera escribirse un buen cuento: primero conocer el final hacia el cual queremos dirigirnos y después trazar el derrotero de causalidades que lo justifiquen. Como en un cuento, el final de Los errores de Noé nos hace revisar todo lo que vimos hasta ese momento y el instante (del cierre) resulta crucial, porque un poco (o mucho) se juega a suerte o verdad. No voy a contar el final, pero sí voy a decir que si no resultaran creíbles los últimos dos minutos, no funcionaría la obra; pero no sólo se articula muy bien, sino que le da el cierre perfecto y de algún modo (esto pretende ser y es un elogio) la justifica.
3 – La metáfora
Los que vivimos los años de la oprobiosa dictadura sabemos que nada mejor que la vida de pocos personajes en un sótano para metaforizar lo que vivimos: se torturaba en los sótanos, se conspiraba en los sótanos, se temía abrir la boca como si la existencia misma fuera un sótano, nos sentíamos como ratas correteando por las cañerías de un sótano y soñábamos con el día en que la poderosa luminosidad de la superficie nos bañara los rostros. La metáfora, lejos de lo obvio, se acerca a la perfección, por el engranaje y lo ilusorio que une a los personajes.
4 – Los personajes
Tal como ellos, éramos en la época de plomo: huidizos, indescifrables, temerosos, autoritarios, confusos y confundidos. No terminábamos de decir lo que teníamos que decir y nada llegaba a ninguna parte; las que más hacían caminaban en círculos alrededor de la Pirámide de Mayo porque no había adónde ir más que al lugar de la decencia perdida. Pasábamos de la euforia al desencanto, del aliento a la desesperanza y paradójicamente en medio de tanta ciclotimia estábamos muertos. Los personajes de Los Errores de Noé, en su delirio de representar ¨ El rey león ¨ en una utópica y apoteótica función que despertará a las masas de su letargo, conviven en una montaña rusa de gritos y silencios, de amenazas y seducciones, de ilusiones y de vívida certeza de muerte próxima.
5 – Los actores
Irene Bazzano, Ferrnando García Valle, Diego Santos y Ariel Nuñez Di Croce logran el tono justo para que lo oscuro no lo resulte lúgubre, para que una mínima sonrisa nos recuerde que en el mundo también se ríe. La agilidad de la puesta, cargada de tensión y belleza, es un corredor por el cual los cuatro pueden desplazarse.
6- Párrafo aparte
En mi opinión Ariel Núñez Di Croce se destaca y da brillo al relato. Es cierto que encarna al personaje con más contrastes y contradicciones, pero no es menos cierto que desborda pasión, aún cuando debe permanecer inmóvil, callado. Sumiso.
Lo único que se puede decir cuando el esforzado teatro independiente logra productos así es ¨ Gracias a ustedes el mundo quiere venir a vernos ¨ .
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