jueves, 29 de octubre de 2009

A MIS PERSONAJES



A Eduardo Agneco



Iluso. Fantasioso. Iluso.
Don nadie que quiso ser
inventor de fábulas no tan inocentes.

Perdido hombre ambicioso
Criticado criticón que se conmueve
Moisés que cruzas sólo el mar
Transeúnte que no deja huella
Ganador al solitario
Triste figura que despierta de vez en cuando
Capitán que no tiene tropa
Soñador que no tuvo con qué
Superviviente de la amarga verdad

Yo quiero ser como tú cuando sea mayor.




A Mario Villegas

Oculto tras la Ginger,
en su hueco más profundo
pasó la vida.

Gorra baja doriana,
elemento que tapa
lo que tus ojos no pudieron ver
encerrado en tu silencio
con ritmo constante hablas mejor.

Puntilloso detallista músico del coser,
leal artista de la tela,
¡Estas hecho un maestro!

Y haciendo gala de tu arte
transformas telas rotas en vestuarios.

¡Aghhh!
¡Aghhh!
¡Aghhh!

Observas como puedes el brillo
dorado de la sábana de abajo.

Y entrando el sobrino hecho un león,
la gente aplaude el alfiler
que supo hacerlo rey.

¡Aghhh!
¡Aghhh!
¡Aghhh!

Todo se pone rojo. Todo duele.
El aplauso final. El aplauso.
El brillo, tus telas, tu corte.



Como puedes te levantas
defenestrado, hecho trizas.

Una mano te ayuda a levantar y lo miras:
“¡Querido amigo, discúlpame!
¡Nunca pensé que te harían esto!”
Lo miras. Lo miras de arriba abajo.
“No importa. Pero te esperé.
¡Gracias por volver por mi, Luis!”




A Cristina Agneco

¡Qué poco te comprenden!
¡Qué tristemente gritas lo que nadie quiere oír!
¿y vos donde estas?
Lo dijiste, lo dijiste, lo dijiste
y lo volviste a decir:
¡Se te fueron las cosas de las manos, Eduardo!
¿A dónde se fueron?
¿Sábes qué me pasó?
La razón a voluntad.
Y si no se quiere, no se quiere,
por mas que te lo digan.
Sufridora incorregible de lo correcto,
tus lágrimas infértiles te acercan a Casandra.
Y como dice el cantautor: “Casandra, yo te creo,
no estas loca “.
Pero, ¿Quién quiere creer en eso?
¡Tenias que quedarte! ¡Tenias que quedarte
y te fuiste!
Y lloraste.
Y te arrancaron lo que más querías,
y te quitaron el corazón
y trataron de hacerte de ellos
y te callaste. Callaste.
Callaste.
Y Ahora quieres hablar. ¿Para qué?

Casandra, yo te creo
pero estas sola.

No sufras más, no puedes hacer nada.
Por lo menos, ahora no.