Hay dolores de cabeza que el tiempo no cura. Y amores lejanos que vuelven y vuelven y vuelven. Ya casi olvidados, los amores duelen cuando no curaron y salvan a individuo de un pasado gris. Acordarse, tenerlos en frente y mirarse a la cara para decirse aquello que nunca nos dijimos. Somos los que eramos. Somos. ¿O ya no? Filosofando sobre porqués y existencias determinantes para nuestras vidas, la vida pasa. Pero en esos cinco minutos en los que nos acostamos y estamos por dormirnos, hay verdad y memoria de lo que somos. Hay dolor. Hay futuro incluso. Hasta proyectos que no se harán. Pero estamos. ¿Y si 5 minutos durara una vida? El espejo y lo que no dijimos. ¡No hubiera costando tanto! La luz de cada uno. Pero luz para todos.